Avanza la temporada ciclista 2021 y se suceden muchos de los escenarios y situaciones que se narran en ambas entregas de las aventuras de Laro y los suyos. Será responsabilidad de cada lector poner nombres propios a cada momento novelado en comparación con lo que estamos viendo en este inicio de campaña, pero parece que muchas historias no están muy alejadas de la realidad.
Lo hemos visto en la Volta y en la Itzulia si miramos a nuestro país, pero también en las primeras grandes clásicas del panorama internacional si ampliamos nuestras miras. En todas las pruebas podemos sacar parecidos razonables con muchos de los pasajes de las novelas que muchos de vosotros ya habéis disfrutado, o eso espero ;)
- Lo primero que parece claro es que los gallos de cada corral han empezado el año a tope, lo que deriva en un espectáculo tremendo cada vez que los aficionados nos ponemos frente al televisor. La nueva hornada del ciclismo corre diferente, con muchos menos complejos y ataduras.
- También es bastante nítido como esa generación de la esperanza para el ciclismo ha pasado por delante de los españoles y ninguno se ha subido al barco, a no ser alguna gran actuación de Álex Aramburu (Astana) que parece invisible para los medios nacionales por no correr para el equipo World Tour español (de algo de esto también hablan las novelas curiosamente).
- Los periodistas y comentaristas patrios critican visceralmente a escuadras como Ineos Grenadier o Jumbo Visma mientras siguen edulcorando el escaso rendimiento de la gran escuadra española que, con un presupuesto similar o cercano al de los anteriores, sigue dependiendo de las piernas de un cada vez más consumido líder que en nada cumplirá 41 primaveras, uno de los pocos representantes de una generación ya casi extinguida.
- Y otra realidad es que nadie se atreve a hablar de esa extinción y de las causas de la falta de relevo. Se sigue vendiendo que el porvenir está asegurado al tiempo que, ante la ausencia de victorias de cierto caché, se destacan actuaciones de "juveniles" en pruebas limitadas a sub 23 que se venden como profesionales (y esto no es quitar mérito a las actuaciones, es tratar de evitar que se venda humo, porque la realidad es otra bastante más cruda).
- Y para acabar, tenemos dirigentes y médicos-preparadores (es triste que en el nuevo ciclismo los galenos sigan adoptando funciones para las que debería haber otros profesionales) que sacan pecho y dan innumerables entrevistas ante las buenas actuaciones de sus productos-ciclistas y son tragados por la tierra cuando sus discípulos no dan el nivel esperado, una prueba más de que no siempre se está a las duras y a las maduras, y de que no terminan de darse cuenta de que los ciclistas son, ante todo, personas de carne y hueso.
Estoy seguro de que los lectores de "De la montaña, ¿a la gloria?" y de "La gloria: un puerto sin descanso" habéis podido sacar más parecidos, pero tranquilidad, que la temporada es larga y seguro que tenemos oportunidad de sacar más semejanzas. En todo caso, para los que somos "locos" del ciclismo independientemente de la nacionalidad de los protagonistas, creo que estamos de enhorabuena, porque disfrutaremos del espectáculo igualmente y siempre podemos quitar el volumen de la TV y seleccionar bien lo que leemos y dónde nos informamos.
Lo dicho, ¡VIVA EL CICLISMO! De las dos ruedas se puede disfrutar de muchas formas: pedaleando, leyendo o como espectador, yo me quedo con todas!!
#delamontañaalagloria
#lagloriaunpuertosindescanso
#MVP
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